jueves, 2 de junio de 2016

Dificultades para tratar la patología dual

La coexistencia de dos trastornos es habitual en salud mental Profesionales reclaman más recursos.
 
 
 
 
En España más de la mitad de  pacientes que acuden a los centros de salud con una enfermedad mental sufren al mismo tiempo un trastorno adictivo. Sucede con las personas  diagnosticadas de Esquizofrenia (70%-80%), con las que padecen trastorno bipolar (70%) y con las que sufren trastornos por ansiedad y depresión (30%). A la coexistencia simultánea o secuencial de un trastorno adictivo y de uno mental se le llama Patología Dual. En la mayoría de los casos  ocultan su dependencia a las sustancias, lo que dificulta un diagnóstico correcto.

A pesar de la elevada frecuencia de la patología dual, más del 90% de profesionales del sector sanitario considera que los recursos sanitarios dedicados a la atención de este tipo de  pacientes es "insuficiente". Al menos, es lo que se refleja en la primera encuesta nacional realizada en España sobre la disponibilidad de recursos específicos para el tratamiento de pacientes con patología dual, en la que han participado más de 650 profesionales sanitarios procedentes de 553 centros de 235 ciudades españolas, incluyendo todas las comunidades autónomas. Dicha encuesta se recogió en el primer Libro Blanco de Recursos y Necesidades Asistenciales en Patología Dual promovido por la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y la Fundación de Patología Dual, y que se ha presentado la semana pasada en Madrid.

Para más de tres cuartas partes de profesionales encuestados, los recursos imprescindibles para pacientes serían los programas ambulatorios específicos, las unidades de desintoxicación y retirada de sustancias, los recursos ambulatorios intermedios y la existencia de unidades específicas de hospitalización.

"Existen en general dos redes asistenciales para una única persona enferma, que sufre de conductas adictivas y otros trastornos mentales, y que tiene dificultades para encontrar la puerta acertada. Esto ha dado lugar al llamado 'síndrome de la puerta equivocada'", explica el doctor Nestor Szerman, presidente de la SEPD que sostiene que desde la red de Salud Mental "no suelen existir estrategias específicas ni planes de acción para el tratamiento de este tipo de pacientes". Solo Asturias, Cataluña, Castilla-La Mancha, Castilla-León, La Rioja, Murcia y País Vasco tienen integradas ambas redes asistenciales. En el resto de España la atención de  pacientes con esta dualidad está disociada.

"Las razones de esta disociación -explica Szerman- hay que buscarla en la creencia del origen social de estos trastornos, cuando no se disponía de los conocimientos actuales que aportan las neurociencias y que señalan factores y sustratos cerebrales comunes para ambas manifestaciones de la enfermedad mental". Es grave que haya dos redes con diferentes filosofías que trabajen de forma separada para tratar la misma patología y consideran "imprescindible" integrar todas las redes sanitarias públicas que tratan al enfermo mental.

El doctor Pablo Vega, vicepresidente de la SEPD, considera que dicha integración es la única vía para conseguir "mantener la continuidad asistencial, aumentar la consistencia de las actuaciones y mensajes, y lograr que el sistema funcione de forma eficiente". Las conclusiones del Libro Blanco aseguran que los equipos de  profesionales tienen un conocimiento escaso de los recursos específicos destinados a la patología dual que ya existen en las diferentes Comunidades Autónomas. Sugieren la creación de un registro nacional único sobre la red asistencial y los recursos para el abordaje de dicha enfermedad.

Las sustancias con mayor peso asistencial en pacientes con enfermedad mental han sido el alcohol y los opiáceos, que cada una ha acaparado el 30% del volumen asistencial, seguidas de la cocaína (21%) y el cannabis (14%), según los datos del Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD) de 2013. A estas habría que añadir, según la SEPD, el tabaco, que probablemente sea la sustancia adictiva más utilizada por los enfermos mentales; además de las adicciones comportamentales, como el juego patológico, que cursa casi en su totalidad con otros trastornos mentales.

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