lunes, 21 de septiembre de 2015

El craving, el deseo de consumir

En los últimos años la idea del desarrollo de fármacos que reducen la recaída en drogodependientes ha aumentado el interés por el craving. El craving se define como el deseo intenso de consumir drogas.
Craving es un término anglosajón y su significado en el diccionario inglés Webster´s New World College Dictionary, 4ª edición es intense and prolonged desire que se puede traducir como el deseo intenso y prolongado de consumir una determinada sustancia.
Durante años, el concepto del craving ha ido variando. La OMS inicialmente lo definió como un componente del síndrome de abstinencia , como un fenómeno fisiológico que se manifestaba inmediatamente después de la interrupción de periodos prologados de alto consumo. Pero en la práctica, el término se utiliza para describir la pérdida de control sobre el consumo del alcohol, independiente del momento del consumo.
En la década de los sesenta y setenta se han realizado muchas investigaciones sobre las causas y las consecuencias del craving. El concepto del craving como un fenómeno fisiológico causante de la pérdida de control sobre la bebida no era defendible y, el debate científico inspiró la creación de tres tipos de teorías que tratan de explicar las funciones del craving: las teorías homeostáticas, las teorías basadas en el efecto incentivo y las teorías cognitivas.
Las teorías homeostáticas proponen dos tipos de modelos: los modelos de abstinencia y los modelos condicionados. Los modelos de abstinencia consideran el craving como una consecuencia de un estado de desequilibrio homeostático del organismo asociado al síndrome de abstinencia, siendo su función la de restablecer el balance. Sino, la abstinencia provocaría un serio malestar físico y psicológico.
Los modelos homeostáticos condicionados asumen que el consumo repetido de una sustancia se relaciona con la presencia de ciertos estímulos contextuales y así, el organismo emite respuestas condicionadas compensatorias, que por su parte, provocan el síndrome de abstinencia. Las respuestas condicionadas están fuertemente asociadas a estados de ánimo negativos, que según las teorías cognitivo-conductuales, pueden convertirse en estímulos condicionados y provocar el craving. Según esta teoría, el craving se considera un tipo de respuesta condicionada.
Teniendo en cuenta las teorías homeostáticas, el craving, afecta al consumo de la droga por reforzamiento negativo. En cambio, las teorías de incentivo proponen que lo hace por reforzamiento positivo. Se produce una asociación entre los estímulos y la sensación placentera asociada al consumo de drogas. Se puede concluir que las teorías homeostáticas predicen respuestas similares a los síntomas de la abstinencia y las teorías de incentivo predicen respuestas similares a los efectos producidos por la droga.
La teoría cognitiva explica el craving basándose en los principios de los procesos cognitivos automáticos y no automáticos. Desde esta perspectiva, la realización de una determinada tarea, como de consumir una droga , se explica como un proceso automático. En caso contrario, los procesos no automáticos surgen cuando los procesos automáticos no consiguen la respuesta deseada. Esta teoría considera el craving como un proceso no automático que aparece cuando las condiciones ambientales impiden el consumo y también, cuando el drogodependiente por sí mismo intenta evitar el consumo.
Las tres teorías intentan explicar el fenómeno de la recaída a través del paradigma de estímulo-reacción. Este fenómeno consiste en la medida de las reacciones de los adictos frente a estímulos que normalmente están presentes durante el consumo de la droga (un bar, un cenicero, una jeringuilla). Las reacciones pueden ser respuestas de comportamiento, respuestas fisiológicas (tasa cardiaca, salivación) o auto informe (”me apetece una cerveza”). Estas respuestas nos permiten medir el craving como consumo (el consumo es mayor cuanto más intenso sea el craving), como reactividad fisiológica o como auto informe.
Tener en cuenta el craving únicamente como un cambio en el consumo, no reconoce otras variables (psicológicas, sociales, culturales, individuales) que también juegan un importante papel en el control del consumo de drogas. Por otra parte, se han realizado muchos estudios para medir el craving como reactividad fisiológica y se ha concluido que la tasa cardiaca y la conductancia de la piel lo aumentaban, en cambio, la temperatura disminuía antes, ante señales de drogas que ante estímulos neutrales.
Las medidas de auto informe se han convertido en la forma más frecuentemente utilizada para determinar si un drogodependiente ha experimentado un deseo intenso. Se emplea una escala arbitraria para medir la magnitud del craving como por ejemplo el Questionnaire of Smoking Urges (QSU).
El deseo irresistible de consumir una sustancia juega un papel de gran importancia en el ámbito de las adicciones como causa de recaída. Los programas de tratamiento  cuentan con diferentes estrategias para manejar y resistir el craving y en aquellos programas que se basan en la técnica cognitivo-conductual dedican la mayoría de sus esfuerzos a la prevención de recaídas, entrenando a los enfermos de adicción en estrategias para afrontar el craving.




Apostar hasta que no quede nada: la ludopatía

Cuando fue por primera vez a un casino, hace 20 años, a Roberto no le interesaba ganar dinero. Sólo buscaba distracción en un momento difícil: acababa de vivir una separación y junto con su pareja había perdido todo su círculo de amistades. "En el casino sentía que estaba ocupado. Ya ni recuerdo si ganaba o no dinero", comenta.
Por aquel entonces Roberto tenía nada más que 20 años y estaba estudiando un oficio. Hoy, en retrospectiva, está convencido de que buscar distracción en el juego fue fatal. "Pasó a ser una adicción", recuerda, tras haber hecho tres terapias y haber perdido, según dice, más de una pareja por su tendencia al juego.
Quienes sufren de ludopatía no tienen como primer objetivo hacer crecer sus ganancias, sino vivir la euforia que provoca el juego, la secreción de dopamina, aseguran los especialistas. Quien haya ganado una vez suele creer que no hay más que seguir jugando hasta que vuelva a repetirse el éxito, con el que seguramente deberán cubrir deudas acumuladas.
Este comportamiento suele ser catalogado como un trastorno psíquico. Según estudios llevados adelante en este área, el principal peligro son las máquinas tragaperras, si bien la ruleta, el póquer y el black jack también son un claro riesgo.
Roberto iba y jugaba hasta que no pudiera más. "No frenaba hasta que no me quedara ni un centavo o hasta que no cerrara el casino", recuerda. Si bien tenía un buen sueldo, siempre sentía la cuerda al cuello y buscaba fondos entre las pertenencias de sus parejas.
Los especialistas dicen que los ludópatas suelen tener muy poco tiempo y muy poco dinero, siempre, a pesar de contar tal vez con un buen trabajo. Si alguien parece tener un buen sueldo pero pide permanentemente préstamos y está poco en casa, sus familiares deberían estar atentos, sin olvidar que quienes padecen esta adicción suelen ser muy buenos actores: suelen conquistar a sus interlocutores con las formas para no verse acorralados por los interrogantes.
Ellos mismos no ven su adicción como un problema. Puede que en su interior sepan que se están haciendo un daño, pero la tendencia al juego impera por sobre la razón. En muchos casos, los quiebres como una separación o la pérdida del puesto de trabajo pueden servir como motores para que el afectado reconozca su problema e inicie un tratamiento.
Los familiares y amigos deberían tomar medidas. No para dejar solos a los ludópatas, sino para que ellos vean que no pueden disponer de los fondos que desean. Además, es importante que los familiares no se vean arrastrados en las deudas y créditos de quienes padecen este problema.
Hacer una terapia es prácticamente inevitable si se quiere superar este comportamiento. El punto central suele estar en las conversaciones individuales y grupales, ya que en el diálogo con otros los afectados se ven identificados y reconocen su propio problema.
Sin embargo, la ludopatía, como cualquier adicción, es crónica y no puede erradicarse al cien por cien, por eso las terapias suelen fijarse, como objetivo realista, lograr una estabilidad que propicie la abstinencia.
Roberto ha tenido varias recaídas. Hoy en día no siente ninguna necesidad de recurrir al juego y, para evitar tentaciones, cambiará de ámbito laboral. En lugar de efectuar tareas relacionadas con el dinero, intentará trabajar en el área social.
No le preocupa no tener ahorros. "Las deudas están saldadas y no me falta nada", dice. De todos modos, después de cuatro años sigue firme en la terapia. Quiere mantener la adicción a raya.


Las ONG de adicciones ven peligrar sus actuaciones por los recortes


La Federación Andaluza de ONG de Adicciones, que reúne a más de 200 entidades que trabajan en la prevención y atención a adictos, han mostrado su preocupación por el recorte de subvenciones de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales para el presente año, para el que no se han convocado ayudas para el mantenimiento de los centros o las dirigidas a la atención de personas sin hogar. 

En un comunicado, las entidades Enlace, Redes, Faar (alcohólicos rehabilitados) o Fajer (jugadores de azar) apuntaron que la "disfunción presupuestaria" que se dio con las subvenciones del pasado año trasladando el gasto a este ejercicio "ha provocado que muchos de estos gastos soportados por las ONG en 2014 no serán abonados hasta casi dos años después, lo que ha puesto en peligro la continuidad de gran parte de la actividad solidaria del tejido asociativo andaluz". 

Estas asociaciones instaron a la Junta a que con carácter urgente publique la correspondiente convocatoria de subvenciones, "como cada año desde hace varias décadas, incluyendo las líneas que faltan y evitando trasladar estas obligaciones al presupuesto andaluz de 2016". Además, exigieron que abone las subvenciones en materia de adicciones de 2015 en los próximos meses y con cargo al presupuesto del año 2015, como ocurre en la mayor parte de las comunidades autónomas.


NUEVAS TECNOLOGÍAS Y CONDUCTAS PATOLÓGICAS

El mal uso que se hace de la Red y las tecnologías puede desembocar en conductas patológicas. Los expertos avisan que las adicciones al móvil, el whatsap y los chats son más frecuentes de lo que se percibe, el problema es que estos comportamientos se tapan o se confuden con otras situaciones, como el fracaso escolar, ansiedad o el insomnio.
También hay preocupación por la velocidad con la que se cae en la adicción al juego on line. En Andalucía se han tratado en el último año en la red pública 163 jóvenes por adicciones tecnológicas. Especialistas dicen que estos casos son la punta del iceberg de un problema del que falta más conciencia social.
Los últimos estudios dicen que hay un 25% de adolescentes andaluces que dedica más de tres horas al día a navegar por Internet; que el 13% de los chicos juega en la Red a diario, que un 8% abusa de los videojuegos, y que el 6% emplea el móvil durante más de seis horas al día. "El tiempo puede ser una señal, pero no el indicador determinante para saber que estamos ante una adicción" asegura Domingo Calderón, director del centro Antaris, una organización que trabaja desde hace tiempo en la rehabilitación de estos jóvenes. Calderón añade que la dependencia, el aislamiento, la agresividad de la conducta o el fracaso escolar pueden acercanos a un problema que todavía no es visible.
Fernando Arenas, responsable del plan andaluz de adicciones y drogas en Andalucía, asegura que las adicciones se producen con gran velocidad, en menos de un año, y, con el handicap de que Internet está presente en la rutina de una vida normal.
Cuando los casos llegan a los especialistas, a la red pública en Andalucía, que cuenta con 177 centros, la adicción ha afectado a la vida personal de ese joven, muchos son menores de 16 y 17 años, y a su familia que ve como explota esa adicción en el momento en que se le pone los límites.